Psicología EMDR
EMDR es un tipo de terapia psicológica que basa su enfoque de tratamiento en el trauma. El trauma se entiende desde una perspectiva cotidiana, como un cambio o una herida emocional en la vida de una persona.
Las siglas, en inglés: Eye Movement Desensibilization and Reprocessing, significan que las vivencias que nos generan malestar son procesadas e integradas en nosotros mismos, convirtiéndose en experiencias libres de sufrimiento. Con el procesamiento EMDR reprogramamos nuestra memoria y nuestra experiencia.
La metodología EMDR incluye estimulación bilateral como movimientos oculares o tapping, un tipo de estimulación que permite trabajar y moldear en el presente nuestras experiencias pasadas.
Una experiencia puede llegar a producir un trauma o una herida en nosotros, porque en el momento que tuvimos que enfrentarnos a ella no disponíamos o bien de tiempo, o bien de los recursos necesarios para hacerle frente. Por lo tanto, esta experiencia se queda encapsulada en algún lugar de nosotros, sin importar cuánto tiempo pase, o cuantas nuevas experiencias acumulemos. Mientras esta experiencia continúe encapsulada, todo lo que tenga que ver con ella te va a producir malestar, notarás que afecta a tu estado de ánimo, a tu autoestima y a tus relaciones personales.
El EMDR permite trabajar con esas experiencias encapsuladas, trayéndolas al presente para poder darles una forma diferente. Una forma que nos permita recordarlas desde una perspectiva sana pero no revivirlas desde el sufrimiento. Por lo tanto, el EMDR va a ayudarte a reducir tu ansiedad, los síntomas depresivos y aumentar tu autoestima.
El dolor a largo plazo conlleva muchos traumas, cambios o heridas, que van quedando encapsulados en nuestra memoria y en nuestro cuerpo. Por ejemplo: la primera vez que recuerdo haber sentido el dolor, cuando el médico me dijo que el diagnóstico es dolor crónico, cuando tuve que quedarme en casa porque no era capaz de desplazarme a mi trabajo o cuando tuve que renunciar a un viaje por miedo a no tener controlado el dolor en un entorno seguro. Estos traumas pueden incluso mantener el dolor. De alguna manera, el dolor se “encierra” en nosotros mismos y lo revivimos constantemente. EMDR es una manera de estimular nuestra mente y nuestro cuerpo, para ayudarles a cambiar la forma que tienen de responder ante el dolor.
EMDR ayuda a cambiar nuestra respuesta al dolor, disminuye el malestar emocional que nos produce, favoreciendo a incrementar nuestra calidad de vida.
El dolor crónico es una patología que conlleva en todos los casos una afectación del desarrollo de la vida diaria de las personas que lo padecen. Las áreas de pareja, familia, trabajo, ocio y proyectos de vida, empiezan a ceder en mayor o menor medida, parte de su protagonismo al dolor. Este proceso de adaptación que se lleva a cabo, de forma casi inconsciente, genera un profundo estrés o malestar emocional en la persona que lo padece. El estrés emocional sumado a la carga del propio dolor, produce un consumo de energía vital que dificulta cada vez más enfrentarse al dolor en el día a día. Entonces aparecen emociones como impotencia, vulnerabilidad, rabia, tristeza, incluso culpa.
Gestionar las emociones asociadas al dolor no es fácil, teniendo en cuenta las circunstancias en las que se producen. Es habitual que la persona se sienta desbordada y sin recursos para hacerles frente.
En este momento es importante pedir ayuda, ya que todo el sufrimiento que se está soportando se traduce en estrés emocional y esto produce un impacto negativo directo en el propio dolor. Es decir, a medida que el estrés aumenta, el dolor empeora. Cuerpo y mente se retroalimentan.
Habitualmente, para prevenir el estrés emocional de tu dolor, es vital aprender cómo funciona tu cuerpo en reacción al dolor, cómo funcionan tus emociones y por último qué mecanismos pones en marcha para enfrentarte a él. Pedir ayuda para conocer el dolor y aprender a gestionarlo de la forma que mejor se adapte a ti, te ayudará a reducir el malestar que este te produce, lo que directamente impactará en la mejora de tu calidad de vida y podrás prevenir de forma más eficiente el estrés asociado. Pedir ayuda es también una estrategia de gestión del dolor, ya que supone liberar parte de la sobrecarga emocional de la presión a la que está sometida la persona que tiene dolor.